
Durante los años de la administración Bush, surgió en Estados Unidos el concepto humorístico del Bush Derangement Syndrome (Síndrome de Enajenación de Bush). Éste consistía en la reacción irracional e histérica a cualquier acción o declaración realizada por el XLIII presidente americano, independientemente del hecho en sí, generaba una reacción exagerada que no tenía nada que ver con la realidad. Este meme fue luego reutilizado para otros personajes públicos que generaban una reacción negativa exacerbada por cada una de sus apariciones y declaraciones públicas, estas personas tendrían el poder de hacer que un sector de la prensa perdiese la cabeza absolutamente. Entre ellos podemos citar el Lena Dunham derangement syndrome, el Lana del Rey derangement syndrome o el más reciente, el Trump derangement syndrome. Este concepto ha sido importado a España por la cyber-derecha, yo mismo lo utilizado para lo que traduje como el Síndrome de Enajenación de Ayuso.
Cada uno tiene un papel en el mundo, supongo que el mío es encarnar el arquetipo jungiano del arlequín, especialmente frente a la derecha yorkshire terrier. Por ello me veo obligado a señalar la existencia de este tipo de trastorno en nuestro lado de la verja, el Síndrome de Enajenación del PSOE. No paro de ver una obsesión enfermiza con los socialistas dentro de lo que Pedro Herrero ha llamado derechita punk. No importa cuál sea la noticia del día o cuál sea la penuria que esté sufriendo España, de una manera u otra, es culpa exclusiva del PSOE. En cierto sentido, me transmiten la misma sensación que una feminista cuando habla de los hombres o un mexicano haciéndolo de los españoles. No es mi intención ser apologeta del PSOE ni mucho menos, pero intentaré dilucidar en este artículo por qué este enfoque es equivocado y cuál es el papel real de este partido en la situación de nuestro país.
Abundan los lugares comunes sobre el papel del PSOE en la historia reciente, uno de ellos es el que expone que es durante la presidencia de José Luís Rodríguez Zapatero cuando España se va por el sumidero, quien acaba con la Españita feliz y la sume en la crispación, la época de apertura de melones para que una mitad de España pueda negarle la carta de ciudadanía a la otra mitad. En esta línea, hay otras visiones similares sobre otras épocas de nuestra historia, pero ésta en particular es la más reciente y la que más nos afecta cuando se examina la administración sanchista. Si bien es acertado decir que las dos legislaturas de Zapatero contribuyeron de manera significativa al deterioro de la convivencia, es necesario buscar cuál es el origen de estas tesis y, lo que considero más importante, por qué a pesar de ser una organización delictiva que ha arruinado a España cada vez que gobierna por su mezcla de latrocinio, nepotismo e inoperancia, el PSOE sigue siendo votado por los españoles y su discurso es dominante en la vida pública e intelectual española.
La base teórica del Síndrome de Enajenación del PSOE de manera muy sintética es la siguiente: España era una especie de Arcadia feliz que existía sin historia en el éter, pero en 1879 llega este ente caótico y maligno llamado PSOE que lo destruye todo a su paso. Los españoles siguen poniendo su confianza en el PSOE para que éste solucione los problemas que él mismo ha creado porque controlan los medios de comunicación y la educación. Y por eso te pagan una mierda en el trabajo o la electricidad está carísima. Más allá de caricaturas burdas, es fácil encontrar el origen de esta tesis, la derecha liberal española, con Libertad Digital y El Mundo a la cabeza en el ámbito mediático y encargándose de propagarla. Ya es casualidad que el problema presentado por esta tesis venga a ser precisamente solucionado por el Partido Popular. Vaya, hombre, ¡qué cosas! Extirpado el PSOE como un tumor, con la gestión cartesiana y eficiente de los liberal-conservadores españoles, España volverá a la gloria de tiempos pasados. No sé, primo, suena a estafa.
Ni siquiera voy a entrar en que el PSOE hoy en día no tiene nada que ver con el PSOE histórico pre-1939, cuyos miembros desaparecieron con la pasta y nunca más se volvió a saber de ellos. El PSOE actual tiene como origen a operativos de la CIA financiados vía la socialdemocracia alemana. La continuidad entre ambos partidos es meramente anecdótica en lo organizativo, pero sí existe una continuidad de espíritu. De ahí que los americanos apostasen por un partido-meme con cuatro gatos nostálgicos en el exilio en lugar de por el PCE, que sí se había mantenido localmente activo durante 40 años, que sí aglutinaba a la oposición democrática a Franco y que además había renunciado a la revolución en pos de la reconciliación nacional, por lo que no suponía un problema de establecimiento de un estado satélite de la Unión Soviética.
Pero, ¿qué es esta continuidad de espíritu de la que hablo? Es necesario aquí esbozar lo que considero mi teoría de España, —cuando digo que es mía no me estoy refiriendo a que se me ha ocurrido a mí, sino que es la que yo considero cierta—. Esta teoría dice lo siguiente: España es un país sociológicamente de izquierdas en términos amplios, las élites económicas españolas son perfectamente conocedoras de este hecho, pero en lugar de apoyar y financiar medios e instituciones que contrarresten el izquierdismo sociológico del español, financian y apoyan medios e instituciones de izquierda que ellos mismos pueden controlar y domesticar para no volver a tener una Barcelona de 1936. No sólo esto, sino que además, la izquierda es tradicionalmente más proclive a incrementar el gasto público, de ahí que las principales empresas españolas dependan vitalmente del suministro de oxígeno del BOE. Dos pájaros de un tiro, extracción de riqueza a las clases populares vía el presupuesto público y afianzamiento de esta riqueza vía disidencia controlada.
La alta probabilidad de un estallido social tras la Crisis de 2008, así como el desprestigio que sufría la izquierda institucional, hizo necesaria la creación de una válvula de escape. Mientras en Grecia los estudiantes estaban calcinando policías con cócteles molotov y cuando las organizaciones de extrema izquierda estaban creciendo rápidamente en España, surge el movimiento del 15-M de manera espontánea y sin ningún tipo de conexión con las organizaciones tradicionales de la extrema izquierda, —aunque luego fuese reapropiado por ésta, especialmente por elementos trotskistas—. Cuando el ánimo social iniciado por el 15-M empieza a irse de madre y las llamadas Marchas de la Dignidad empiezan a parecerse bastante a los estudiantes griegos, surge un profesor asociado de la Complutense con coleta que no para de aparecer en la televisión. Tras ello, llegaría la fundación de Podemos y la desmovilización absoluta de la extrema izquierda. El resto es Historia. Es kurioso que el timing de estos acontecimientos suela ser tan oportuno. Recordemos en manos de quién estaban las televisiones en aquellos tiempos por si alguien pudiese plantearse que el Partido Popular no es participante necesario. Y es que una derivación del Síndrome de Enajenación del PSOE es eso de considerar a la ejecutiva pepera unos lerdos que no se enteran de qué va el cuento.
Soy consciente de que hay varias objeciones a esta teoría. La más común es aquella que dice que no es cierto que España sea un país sociológicamente de izquierdas porque hay determinados lugares de España, pienso en Castilla La Vieja, que son tradicionalmente conservadores. Sin necesariamente querer desmentir esto y aunque esto permita que haya gobiernos locales y autonómicos donde gobierna la derecha, lo cierto es que quienes presentan esta objeción olvidan que España es un donut invertido poblacional, muy poblado en el centro y en su periferia, pero absolutamente vacío en su interior, especialmente en las zonas basadas. Si bien pudiese aceptarse que España no es sociológicamente de izquierdas en términos espaciales, sí lo es en términos cuantitativos. Como se dice usualmente en inglés: demography is destiny.
Y esto es lo que realmente importa. Se podría definir la democracia de manera teórica de muchas maneras, pero en su modalidad real, la que vemos ante nosotros, la realmente existente, podría ser definida como la gestión y el modulado de la opinión pública por parte de las élites económicas e intelectuales para el mantenimiento de su posición de poder. Para ello, son imprescindibles los medios de comunicación de masas, que para este caso que nos ocupa, operan como circunscripción única. De ahí que dé igual que el alcalde de tu pueblo haga de Lucio Cornelio Sila un moderado de centro, la televisión tiene más poder que él. Aunque realmente la izquierda no es mayoritaria per se, sino que se coaliga con otros elementos hostiles a la otra mitad socialmente conservadora, por esa cosa quasi-schmittiana de que el enemigo de mis enemigos es mi amigo. Y esto es lo que Zapatero cataliza durante su mandato y que Sánchez acoge como leitmotif de su política de pactos.
Ahora cabría especificar a qué me refiero con sociológicamente de izquierdas, así como la causa de que los españoles sean así. Es importante resaltar que me estoy refiriendo siempre en términos amplios, de cosmovisión, de maneras de navegar el mundo, no de medidas sectoriales ni otras minucias. Definiré que alguien es de izquierdas por contraposición a lo que considero que es una persona de derechas. Hay varios elementos para hacerlo, pero me limitaré a los que me parecen relevantes para este artículo. Generalmente, podríamos decir que una persona es de derechas/conservadora si considera que existen unos valores morales eternos y absolutos, que la Humanidad decae y que hay un orden existente en el mundo que viene otorgado. Por contra, la persona de izquierdas/progresista considera que el fin justifica los medios, que la Humanidad progresa y que el orden existente debe ser derruido y sustituido. Personalmente, me parece bastante evidente que el español medio casa más con lo segundo que con lo primero. Repito, es irrelevante si el lector tenía un bisabuelo en Burgos que era pistolero de Falange y que ajusticiaba a anarquistas. Lo que me interesa es el cómputo global, lo general, porque es lo relevante para un sistema como el democrático con sus medios de comunicación de masas.
Pero, ¿qué es lo que hace que se opte por una ideología o por otra? Voy a partir de dos premisas. La primera es que aunque pudiese haber un número infinito de ideologías, incluidas supuestas terceras vías, todo occidental tendrá una ideología que puede ser incluida de una manera u otra en el binomio planteado en el párrafo anterior, —por aquello de la dualidad de la mente europea—. La segunda es que la ideología de una persona viene definida por un proceso interno lógico, que puede ser consciente, inconsciente o por contacto con su entorno, pero que en cualquier caso existe al menos un proceso que racionaliza, —no confundir con razona—, la ideología. Podríamos considerar que hay tres vectores que dirigen el proceso ideológico: temperamento personal, condiciones materiales y doctrina. Toda la teoría marxista tiene como cimiento que la ideología viene definida por las condiciones materiales, que es manipulada por la alienación capitalista y que ésta debe ser superada mediante la elevación de la conciencia a través del estudio de la doctrina socialista. Esto viene ejemplificado perfectamente con lo que piensa el progre estándar sobre el obrero de derechas: tiene que ser necesariamente estúpido o mala persona, ya que si se limitase exclusivamente a sus condiciones materiales y a aceptar los chistes de Inés Hernand como hilarantes, la única vía posible sería ser de izquierdas.
La razón principal de que esta noción sea fallida es que se ignora el otro vector, el temperamento personal. Debido a la supremacía del orden liberal instaurado tras 1945, cualquier planteamiento que pueda ser considerado mínimamente esencialista, es rechazado automáticamente porque su continuación lógica pone en peligro el orden dominante. Es decir, alguien no sería español porque es descendiente de españoles, es decir, porque es español en esencia, sino que lo sería porque tiene un documento proporcionado por la administración pública que lo acredita. Del mismo modo, esta concepción viene a ser aplicada a otros muchos aspectos, nadie viene predeterminado a priori, nadie nace de una manera u otra, sino que la persona es autoconstruida a través de sus apetencias y deseos particulares con el apoyo tanto económico como logístico de las instituciones públicas. Todo lo que sea negar esto es esencialista y, por lo tanto, nazi. Y ser acusado de nazi en Europa es como ser acusado de espía americano en Corea del Norte. Es la peor acusación que se puede hacer y dan igual las bases que haya para realizarla. La mala suerte que tienen estos tipos es que ya le hemos visto el cartón al tinglado y sus acusaciones de herejía nazi son irrelevantes porque hemos apostatado de su religión.
Pero volviendo al temperamento, según pasa el tiempo, crece más mi convencimiento de que principalmente las personas nacen de izquierdas o nacen de derechas. O al menos, nacen con las intuiciones e instintos que hacen que sean más tendentes a aceptar una explicación del mundo u otra. Pongamos por ejemplo el reparto de la riqueza. Si yo tengo muy poco y el de en frente mucho, que éste debería darme lo que le sobra es una concepción aceptada por aquellos que consideran que es moralmente justo que la riqueza se reparta. No lo sería, por ejemplo, que el que más tiene use el excedente de riqueza para generar más a través de llegar a un trato con el que tiene poco en el que intercambian excedente de riqueza por fuerza de trabajo. Ni tampoco que la propiedad es personal, que es ilegítimo que un tercero te la arrebate. Nada, eso es una explicación absolutamente contraintuitiva, eso son rollos macabeos para la persona de izquierdas. No hay en el mundo demostración teórica ni empírica, ni experiencia real, ni gráfica, ni tabla que desacredite ante ciertas personas que el reparto automático de la riqueza lleva directamente a la escasez. Algunos vuelven de Cuba pensando que aquello es el paraíso. ¡Y los que piensan que aquello es un desastre es porque concluyen que no ha habido suficiente comunismo! Da absolutamente igual porque lo tienen codificado en su yo más profundo, es simplemente la manera en la que su cerebro procesa la información. Todo razonamiento les llevará necesariamente a concluir que si a alguien le sobra, tiene que dárselo a los demás incondicionalmente. Y esto no ocurre sistemáticamente en España de manera casual ni aleatoria. Una nación no es un hecho administrativo, sino una familia expandida que comparte un tronco común, de la misma manera que heredas el carácter de tu padre, tu padre el de tu abuelo y así sucesivamente, los rasgos tanto físicos como temperamentales son comunes en una nación porque lo que uno es viene definido por lo que es recibido de la familia, sea ésta la directa o la nacional. Es absolutamente absurdo pensar que los españoles comparten ciertos rasgos físicos porque tienen el mismo origen sin embargo pensar que la manera de ser viene determinada por una lotería cósmica y loca que decide cómo eres. La transmisión de genes no acaba en el cuello.
Y aquí viene la única black pill que espero soltar en este artículo. En España este proceso mental es prevalente, una fracción mayoritaria de la población nace con él tallado en piedra en su yo interior y esto no puede ser cambiado mediante la instrucción ni la propaganda convencionales. Vallejo-Nájera lo sabía. Media España nació fucked up y lleva la ruina en la sangre. Los paralelismos entre la actualidad y la II República tardía no tienen en común solamente al PSOE como actor principal, que como ya se ha dicho, son organizaciones distintas que sólo comparten el nombre. Sino que el elemento común definitivo es que una porción significativa de los españoles tiene en su psique más profunda una pulsión telúrica hacia la autodestrucción y el sacrilegio. Relación directa tiene con esto la enfermedad nacional de los españoles: la envidia. Y aquí es donde el PSOE hace su magia. Cuando el votante socialista piensa que los ricos deben joderse y pagar más impuestos no está pensando en los millonarios que viven en La Florida, está pensando en su vecino cirujano que conduce un Audi. Pero el vecino cirujano tampoco es que sea mejor, ante la precariedad económica y laboral de su vecino, éste le responde: haberestudiao.
Considero que es imprescindible señalar que España tiene un problema secular de desigualdad y élites corruptas, que han intensificado y justificado moralmente el odio africano del español. Podríamos discutir si la desigualdad es en sí mala o no. Personalmente, pienso que lo que es moralmente abyecto es la pobreza, no la desigualdad en sí, pero igualmente considero que no es sano para la cohesión de una comunidad nacional que haya grandes disparidades materiales. Localizar el momento exacto donde se comienza a desarrollar este resentimiento es complicado, pero una mezcla de observación directa y de repaso de la historia de España desde el siglo XVI me hacen pensar que esto es así. Tengo varios candidatos para culpables: la curia, la aristocracia latifundista y una casta funcionarial que se dedica a merodear por Madrid a ver lo que pilla para mamar y que tan bien reflejó Larra en sus artículos, —en esto último no hemos cambiado absolutamente nada. Pero el elemento crucial es que España fracasó en su incorporación a la modernidad al no tener un proceso de renovación de élites a fondo como Inglaterra o Alemania con sus revoluciones, sino que tuvimos en el siglo XIX una transición lampedusiana al régimen liberal desde el absolutismo. Este proceso histórico cocinó a fuego lento al pueblo español en un caldo de escasez, resentimiento y envidia que es el fondo perfecto donde una organización como el PSOE prospera.
El secreto del éxito del PSOE es que en el fondo es el partido más conservador de España. Aunque tengan una agenda aceleracionista de transformación de la sociedad, aunque estén continuamente subvirtiendo las instituciones públicas, aunque incluso gestionen redes de prostitución de menores. Todo eso da igual, el PSOE es el partido más conservador de España porque es el único que, al contrario que los demás, no necesita cambiar el carácter de los españoles para gobernar, sino que los acepta como son y usa esto para mantenerse en el poder. Sólo ha habido un dirigente político que conocía a los españoles mejor que lo que lo hace el PSOE, Franco. Por esto se murió en la cama plácidamente, porque dio a los españoles lo que querían. ¿Y qué es lo que querían? Que les dejasen en paz, un trabajo y un piso en propiedad. Esto es el auténtico consenso y no las pamplinas de Eduardo Madina. Pero lo que también sabía Franco es que no podía dejar a los españoles opinar ni involucrarlos en el gobierno de España, porque eso era volver a abrir la caja de los truenos. Se nos educa para que pensemos que Franco nos quitó el derecho al voto cuando en realidad nos estaba protegiendo de nosotros mismos y el tiempo ha puesto de manifiesto por qué no se nos puede dejar solos.
Puede que alguien lea este artículo y concluya que estoy exonerando al PSOE de sus pecados, nada más lejos de la realidad. El PSOE es el elemento más nocivo al que se enfrenta España en nuestros días. Lo que he intentado argüir es que el PSOE no es origen del estado actual de nuestra patria, sino un síntoma, una especie invasora que florece en un entorno a su favor. No existe el PSOE bueno y de orden. Y si existiese, no entraría ni con un diputado en el Congreso. Aun así es necesario ser conscientes de que considerar a dicho partido como omnipresente, omnipotente y omnisciente es otorgarle el poder de un dios, es una actitud que sólo conduce a la autoderrota. El PSOE es como mucho un falso ídolo, que pasará como pasaron otras muchas cosas. Pero estamos hablando de algo diferente.
García-Margallo cuenta en su Memorias de un Heterodoxo una instancia en la que un patricio de los que hicieron su fortuna por cercanía al poder y el presupuesto público se quejaba de la legalización del PCE, a lo que el ex-ministro le espetó que se callase, que se estaba montando todo para que la gente de su posición no cedieran ni una peseta ni metro cuadrado de tierra, sino que probablemente todo lo contrario. De lo que en definitiva estamos hablando es de que la política es la lucha por el poder y para luchar es esencial tener claro contra qué o quién se hace. El enemigo no es el PSOE, son el Régimen del 78 y sus amos.
Coda: Lo expresado en este artículo no tiene como objetivo deshumanizar a un sector de la población española. El objetivo es analizar y entender el por qué de las cosas. Vote lo que vote, tenga las ideas que tenga, otro español es antes que nada un hermano.